CARTA DEL PAPA JUAN PABLO II
AL PATRIARCA DE MOSCÚ ALEXIS II

A Su Santidad ALEXIS II
Patriarca de Moscú y de todas las Rusias

He sabido que, próximamente, Su Santidad va a ir a Belgrado, capital de ese país donde se libra un conflicto armado que está provocando inmensos sufrimientos humanos. Me han llegado testimonios que despiertan gran preocupación con respecto a la situación en la República federal de Yugoslavia y me siento profundamente entristecido por esos sucesos.

Me reconforta saber que Su Santidad va a ir a ese lugar para visitar al venerable patriarca Pavle y a la Iglesia serbia, anunciando así el mensaje pascual de paz y expresando la solidaridad cristiana con todas las víctimas de las persecuciones y de la violencia que, por desgracia, ha marcado a esa región desde hace ya demasiado tiempo. Albergo la firme esperanza de que las personas con quienes se va a reunir acogerán el mensaje que les lleva, viendo en él el único camino para restablecer la tranquilidad y la estabilidad, de forma que cada uno, sea cual sea su procedencia étnica, religiosa o política, pueda vivir en armonía con los demás.

Todos los que profesan el Evangelio de la paz tienen el deber de proclamar con voz unánime que toda clase de violencia, de limpieza étnica, de deportación de poblaciones, y la exclusión de pueblos de la vida social, no pueden ser considerados como medios para llegar a soluciones civilizadas para problemas que sólo pueden resolverse mediante procedimientos que respeten la ley. Con demasiada frecuencia, la violencia parece ser la fórmula más fácil para resolver las situaciones difíciles.

Yo me uno a usted en la oración, pidiendo al Señor resucitado que derrame sus bendiciones sobre los que ahora se encuentran privados de sus bienes más fundamentales, y que haga reinar la paz en esa tierra tan amada que ha sufrido ya demasiado tiempo. Ojalá que su visita dé frutos y nos ayude a todos a ser portadores de consuelo frente a ese drama humano. La gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con usted (cf. 2 Co 13, 13).

Vaticano, 18 de abril de 1999